Se trata de una reforma integral de una vivienda en el barrio de Patraix, diseñada para una pareja que repatriada a Valencia después de 5 años de aventura en Japón.
La vivienda tiene como premisa principal generar un gran espacio diáfano que integre el salón, el comedor y la cocina, para que a continuación vayan apareciendo el resto de estancias a medida que se va avanzando por la circulación principal de la vivienda.
La zona del salón-comedor-cocina cobra todo el protagonismo de la vivienda, con una cocina con isla de grandes proporciones, que actúa como eje regulador de la misma y motivada por la afición culinaria del propietario. El cambio de altura en los techos y un mueble integrado para poderse quitar los zapatos nada más entrar a la vivienda, marcan el encuentro entre la zona de cocina y la de salón-comedor.
La combinación cromática y material, combina la madera con algunos materiales cementosos, la neutralidad del blanco y el toque de contraste mediante la iluminación en determinados espacios.
