El concepto de arquitectura bioclimática está en auge ya que se trata de un tipo de arquitectura que tiene una importante conexión con la naturaleza. En su base aparecen diseños de edificios que tienen en cuenta las condiciones climáticas y ambientales para ayudar a lograr un confort térmico óptimo en el interior. Se trata de elementos de diseño y arquitectura, que prefieren evitar la dependencia central de los sistemas mecánicos, que se consideran meros soportes.
Un buen ejemplo de esto es el uso de ventilación natural o ventilación de modo mixto. Sistemas de enfriamiento de aire pasivo que utilizan las propiedades físicas de la densidad del aire a diferentes temperaturas para forzar el aire a través de múltiples espacios más pequeños. Diseños que también añaden el concepto de la arquitectura bioclimática, en el que la naturaleza es el mentor del concepto a desarrollar.
¿Qué es y en qué consiste?
Muchos estilos de arquitectura tradicional funcionan según principios bioclimáticos. El bioclimático es un sector de la arquitectura que está dominado por los principios de la ecología y la sostenibilidad. El término “diseño bioclimático” implica un diseño que tiene como objetivo proteger el medio ambiente y los recursos naturales.
El objetivo de la arquitectura bioclimática es crear áreas urbanas y edificios que estén diseñados para cubrir plenamente sus necesidades energéticas sin provocar daños ambientales.
Ejemplos en España de arquitectura bioclimática
Ejemplos de arquitectura tradicional que trabaja de esta manera son a menudo arquetipos vernáculos, como las ventanas orientadas al sur en muchas zonas de España.
En estos pueblos enclavados en laderas orientadas al sur, el uso de materiales con masa térmica (como el adobe), con una capa de cal en las paredes de las casas de Andalucía, crea un microclima interior estable cuando se combina con la ubicación.
Las técnicas tradicionales funcionan y están probadas en muchas zonas españolas. El frescor dentro de una casa de pueblo tradicional de paredes gruesas al mediodía de agosto, y la comodidad de un patio tradicional de Levante y Andalucía en un día caluroso son formas directas de experimentar estas técnicas en el trabajo.
Otros ejemplos muy conocidos de construcciones integradas en el entorno natural, que sirven de inspiración a las técnicas bioclimáticas, serían las típicas pallozas de origen prerromano.
También las casas-cueva granadinas, que desde el siglo XV llevan manteniendo un rango de temperatura interior confortable de un modo natural y eficiente. Son casos claros en los que la naturaleza y la tradición nos enseñan métodos que funcionan y que podemos extrapolar y adaptar al momento y necesidades actuales.
Si estas técnicas han funcionado durante generaciones en estas comunidades, entonces claramente el diseño moderno podría beneficiarse de una cuidadosa integración de estos principios tradicionales. Es totalmente posible diseñar viviendas y arquitectura bioclimáticas modernas, utilizando ventilación natural, diseño solar pasivo, materiales sostenibles y muchas otras técnicas tradicionales específicas de cada zona.
Planificación y requisitos
La casa bioclimática no necesita la compra e instalación de sistemas complicados y costosos, ya que utiliza los elementos arquitectónicos habituales para incrementar el rendimiento energético y conseguir un confort natural. El ahorro de costes comienza con el diseño para maximizar los activos de la localización concreta. El diseño bioclimático impone una serie de pautas, pero aún queda mucha libertad para diseñar según el gusto individual.
La ubicación del edificio, la consideración del acceso solar, la recogida de agua de lluvia, el aprovechamiento de la masa térmica, la correcta fenestración y la protección solar son buenos ejemplos de técnicas que se pueden tener en cuenta a la hora de diseñar. El producto final es mucho más eficiente energéticamente y está en sintonía con su entorno y la naturaleza.
Técnicas en la arquitectura sostenible o bioclimática
Los elementos clave del diseño de edificios bioclimáticos son los sistemas pasivos, que son los componentes de un edificio. Los sistemas pasivos funcionan sin piezas mecánicas o fuente de alimentación adicional, generando edificios naturalmente cálidos y fríos. Entre las técnicas más habituales se encuentran los sistemas de calefacción solar pasiva, las técnicas pasivas de enfriamiento natural y los sistemas de iluminación natural.
Localización
El diseño adecuado en función de la localización del edificio permite la utilización de la radiación solar durante la estación fría y protege el edificio del sobrecalentamiento causado por el sol durante la estación cálida. La ubicación adecuada de la construcción del edificio depende del clima, la dirección de los vientos, la presencia de árboles u otras características del paisajismo, los usos y la distribución interna del edificio.
Reflectividad
Al diseñar la superficie expuesta del suelo cerca del edificio, se debe tener especial cuidado para evitar el uso de materiales de alta reflectividad (losas de cemento, asfalto, etc.) y preferir la vegetación con pasto u otras especies de plantas de cobertura del suelo que absorben una proporción significativa de radiación solar incidente y calor.
La importancia de la orientación y su aprovechamiento
En el verano mediterráneo, por la tarde, el sol sigue siendo cálido. El lado oeste de un edificio se puede hacer con pequeñas aberturas, ser ciego o estar protegido por una sombra adecuada (árboles de hoja caduca, toldos, setos de plantas, etc.). La elección de las especies de plantas, el tamaño en la madurez, la forma de podar y el asentamiento exacto de la trayectoria de la luz solar es importante para una protección eficaz.
Mediante el diseño y la orientación adecuados se puede lograr la protección del edificio contra el sobrecalentamiento durante el verano. La elección del diseño bioclimático para el edificio y el aprovechamiento de la orientación de la construcción puede conseguir un ahorro energético considerable.
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